Dios nos quiere felices, y punto El problema est en c mo lograrlo. Cada ser humano tiene un camino por delante. Y es su responsabilidad poder hacerlo de la mejor manera. Este camino se llama vocaci n. Si est n leyendo esto es porque probablemente la suya es el matrimonio. A m me apasiona el matrimonio. Soy sacerdote, pero admiro a los casados: de ellos aprendo mucho cada d a. En mis a os de ministerio puedo decir que he entrado en contacto con cientos de parejas. Y de cada encuentro guardo una lecci n. Esto me ha llevado a la convicci n de que el matrimonio es una vocaci n llena de amor, de entrega, de ilusi n y de esperanza. Un camino que no est exento de dificultades; porque la vida tampoco lo est . Lo que importa es saber que vencerlas vale la pena, pues detr s de cada una de ellas hay una promesa de plenitud y crecimiento. No obstante, la lucha es tan fuerte que se necesita de una estrategia, de un camino a seguir. En este libro van a encontrar un mapa que les ayudar a conseguirlo.