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La doctora Shefali Tsabary explica que nuestros hijos solo pueden convertirse en adultos conscientes si nosotros, como padres, procuramos elevarnos a un estado superior de consciencia.

Cambiando por completo la idea tradicional de crianza de los hijos, la doctora Tsabary aleja el epicentro de la cl sica relaci n padres-hijos basada en que los primeros lo saben todo y lo lleva a una relaci n mutua en la que los padres tambi n aprenden de los hijos.

Este innovador estilo parental reconoce la capacidad de los hijos para provocar una profunda b squeda interior, lo que origina una transformaci n en los padres: en vez de ser simples receptores del legado psicol gico y espiritual de sus progenitores, los hijos obran como facilitadores de su desarrollo. Ahora el centro de atenci n reside en la afinidad rec proca y la asociaci n espiritual del viaje padres-hijos.

En el enfoque de la doctora Tsabary sobre el estilo parental, los hijos funcionan como espejos del yo olvidado de los padres. Tan pronto como recuperan su esencia, los padres entran en comuni n con sus hijos. Los unos y otros descubren su capacidad para relacionarse en un estado de presencia.

ENGLISH DESCRIPTION

Instead of being merely the receiver of the parents' psychological and spiritual legacy, children function as ushers of the parents' development. Parents unwittingly pass on an inheritance of psychological pain and emotional shallowness. To handle the behavior that results, traditional books on parenting abound with clever techniques for control and quick fixes for dysfunction.

In Dr. Shefali Tsabary's conscious approach to parenting, however, children serve as mirrors of their parents' forgotten self. Those willing to look in the mirror have an opportunity to establish a relationship with their own inner state of wholeness. Once they find their way back to their essence, parents enter into communion with their children, shifting away from the traditional parent-to-child "know it all" approach and more towards a mutual parent-with-child relationship. The pillars of the parental ego crumble as the parents awaken to the ability of their children to transport them into a state of presence.